Pedro con Pierre Tritz, superior general. |
“El Señor ha estado grande conmigo”
Comparto con ustedes esta experiencia maravillosa que el Señor me permite vivir, dentro de la vida religiosa consagrada. Hoy son casi siete años de camino y de entrega buscando dar una respuesta libre al llamado del amor de Dios, el cual se sintetiza en la vivencia del carisma de los Hijos de la Caridad, al servicio del pueblo pobre y trabajador.
A lo largo de mi vida he vivido momentos y experiencias cotidianas que han dejado una huella particular: tristezas, alegrías, triunfos y fracasos. En medio de esa realidad, el Señor ha estado grande conmigo y me ha llamado para ser su testigo, y anunciar la Buena Nueva a aquellos que sufren, que están alejados y marginados, y que son poco reconocidos en la sociedad.
En febrero de este 2016, realicé con mucha alegría la Profesión Solemne Perpetua, es decir, coloqué mi vida en las manos del Señor de una forma radical y definitiva, mediante los consejos evangélicos de la pobreza, la castidad y la obediencia, recibiendo una gracia especial para seguir acompañando y animando la vida de nuestro pueblo, en su búsqueda hacia el encuentro con Cristo; camino, verdad y vida. Esta consagración ha permitido madurar mi experiencia de amor por Cristo y expresar decididamente “aquí estoy Señor para hacer tu voluntad” “envíame”. Por lo tanto, sin vacilación considero que esta opción de vida como religioso Hijo de la Caridad consolida y afianza mi vida, me entra en intimidad con el Señor, y me ayuda a responder generosamente a la misión encomendada.
Hoy más que nunca deseo entregar mi vida por causa del Reino de Dios y seguir fiel a las enseñanzas del Maestro al estilo de nuestro fundador Juan Emilio Anizan, un hombre dócil que supo reconocer en su vida la grandeza y la bondad del Señor y se entregó con generosidad y amor al servicio de los más pobres de su época:” Tú vas a ser el padre de los huérfanos; vas a llorar con los que lloran, tendrás hambre con los que pasan hambre, vas a sufrir con los que sufren, en fin, serás uno de ellos”. Estas palabras hoy resuenan en el fondo de mí ser, y me impulsan a seguir el camino con fidelidad y alegría, reconociendo que hay dificultades y cansancios al caminar; “vale la pena” dejarlo todo para vivir en el amor de Cristo. La ordenación diaconal a celebrarse el 8 de Diciembre consolidará este caminar. Gracias a todos los que me han ayudado y sigan rezando por mí.
Con cariño:
Pedro Manuel Barón fc
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