PONLE CORAZÓN A LA NAVIDAD

Este ha sido el lema que hemos elegido esta Navidad en nuestra parroquia. Porque a la Navidad le ponemos muchas cosas, cuando solo una es la importante. El otro día preguntándoles a los niños de catequesis ¿por qué se nota que es Navidad? Un niño dijo “en que se acaban las cosas de las tiendas.” Cuántas cosas ponemos a la Navidad. Solo si le ponemos corazón entenderemos de verdad qué es la Navidad.
En la noche en la que nació Jesús hubo unos personajes que no pusieron corazón a la Navidad. Fueron los posaderos. Dice el texto de Lucas: “Lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.” No es que la posada estuviera llena, sino que no había sitio “para ellos” y ¿por qué? Porque eran pobres. Si hubieran sido ricos vaya que hubiera habido sitio. Y el Hijo de Dios tuvo que nacer en un establo. Y nosotros ¿tenemos sitio en el corazón “para ellos”? Es decir para los pobres. Si no hay sitio para los pobres no hay sitio para Dios, porque Dios se manifiesta en los pobres. Tenemos el corazón tan lleno que ya no hay sitio. Vivimos en una sociedad que cada vez tiene menos sitio para los pobres.
Pero en aquella noche santa unos personajes si pusieron corazón, fueron los pastores. Recibieron aquella extraña noticia y si se hubieran dejado llevar por la cabeza, habrían seguido durmiendo pensando que aquello había sido un sueño. Pero se dejaron llevar por el corazón. Fueron corriendo y al ver a aquella pobre familia creyeron que la historia había cambiado para siempre porque Dios se había hecho uno de nosotros.
El papa Francisco dice que “El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura.” Y los pastores fueron los primeros invitados. Cuando la ternura se apodera de nosotros despierta en nuestro corazón lo mejor que llevamos dentro y nos hace generosos, solidarios, nos complica maravillosamente la vida. Es el secreto de la Navidad. Es lo que pasa cuando le ponemos corazón a la Navidad y a la vida. Aquella noche fue revolucionaria. Comenzó la revolución de la ternura y ya nada ni nadie la pueden parar.

FELIZ NAVIDAD.

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