LA IGLESIA QUE SALE AL ABRAZO DE LAS
PERIFERIAS.
Un
centenar de personas se dieron cita, este sábado 25 de octubre en la parroquia
de Santa Maravillas de Jesús, en Getafe (Madrid), para participar en el Foro de
las Periferias, dentro de los actos con los que los Hijos de la Caridad están
celebrando en este curso su 50º aniversario de presencia en España. En el
encuentro, a lo largo de casi cinco horas y en un clima cálido y fraterno, se
sucedieron los testimonios de varias personas cuya existencia está marcada, a
distintos niveles, por acudir al paso de los instalados en los márgenes de la
sociedad.
Abrió la jornada Teresa
Ruiz, religiosa auxiliadora y teóloga, que ha aunado durante décadas su
trabajo pastoral en destinos como Ruanda o Carabanchel con la reflexión sobre
todo tipo de temáticas, siempre con el eje de retornar a lo esencial del
Evangelio y, en lo social, construir sociedad. Disertó sobre El Dios de las
periferias, haciendo un repaso por las Escrituras que evidenció cómo los
ámbitos de exclusión siempre han sido los predilectos por los grandes
personajes del Antiguo y el Nuevo Testamento, en especial por Jesús de
Nazaret.
A
continuación, Pedro José Gómez, laico comprometido y director del
Departamento de Economía Internacional de la Universidad Complutense de Madrid,
ofreció su visión sobre Los rostros de la periferia. Con un tono irónico
y mordaz, desnudó el modo en el que nuestras sociedades “descartan” a cientos
de miles de personas que sobreviven con cada vez menos soportes: parados,
pensionistas, jóvenes sin futuro… La denuncia causó impacto cuando Gómez,
miembro del equipo que elabora el Informe FOESSA, adelantó algunos de los duros
datos del último estudio, presentado este martes.
Inma Soler, religiosa auxiliadora del Buen
Pastor, explicó el carisma de su congregación, que consiste en crear hogares
(conocidos como villas Teresita) en los que conviven con mujeres excluidas y
sus hijos, siendo estas mayoritariamente prostitutas y víctimas de la trata. En
su caso, después de 23 años con este compromiso de vida, aseguró que “todas
estas personas son un regalo que me han hecho crecer como mujer y como
creyente”.
Ernesto Morales, profesor y músico, detalló
cómo, a sus 32 años, casi toda su vida, desde que era pequeño, ha estado
sazonada por su labor en la Juventud Obrera Cristiana (JOC), de la que ha sido
presidente hasta hace unos meses. Así, especificó, “al ya casi ni existir lo
que podríamos definir como obreros, por no haber apenas trabajo”, la mayor
parte de la acción de los voluntarios consiste en el acompañamiento de
comunidades en contextos de marginalidad.
El
último en hablar fue Antonio Cano, responsable de los Hijos de la
Caridad en España, que mostró cómo la identidad histórica de su congregación,
basada en el acompañamiento cercano de la gente sencilla en los barrios
populares de grandes ciudades, continúa hoy con plena ilusión en las
localidades madrileñas de Getafe y Leganés, donde mantienen su presencia. Así,
tras un pasado de “curas obreros” en los años 60 y 70, hoy siguen siendo una compañía
concreta y cercana que conoce de primera mano los problemas de “las periferias
geográficas y existenciales”, en expresión de Francisco.
Precisamente,
el reconocimiento de la figura del Papa y la llamada a las jerarquías
eclesiásticas a que prioricen este compromiso con los más excluidos marcaron el
coloquio final con los presentes. La cita concluyó con un íntimo y emotivo
concierto-oración del grupo Ain Karem.
Miguel Ángel Malavia
(Información publicada en el número 2.915 de Vida
Nueva).