EN LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS
“Esta mañana
hemos ido a Saint Lazare para la fiesta de la traslación de las reliquias de San
Vicente de Paúl. ¡Ah, Jesús! Tú, que estabas henchido de compasión por la
multitud, ahora comprendo tus lágrimas y tu sudor de sangre. Esta piedad, este
deseo de entregarme a la multitud que Dios me ha inspirado tantas veces lo he
sentido tan vivamente hoy en ese momento como al comienzo de mi retiro de treinta
días. He orado entre lágrimas por el querido pueblo ante San Vicente de Paúl.
He sufrido en ese momento por no ser un santo, y un gran santo… ¡Oh! No pido la
Santidad para mí… ¡Pero esa pobre masa del pueblo que no tiene a casi nadie
para ella, que tiene a tan pocos santos a su servicio, a tan pocas almas que
comprendan su situación desesperada! ¡Esa multitud que se pierde en este
momento!... ¡Dios mío, Dios mío! ¡Apiádate de ella!… ¡Ah, Señor, si buscáis a
quién enviar, aquí me tenéis!”
EMILIO ANIZAN - 1895