CONFIANZA
¿Por qué me resulta demasiado
pequeño y limitado todo lo que aquí se me puede ofrecer?
¿Por qué no hay nada que me pueda
calmar esta sed de entrega?
Consumirme por Dios, eso es lo
que quiero.
Durante la oración ardiente que
me has inspirado, me repetías estas palabras de consuelo:
«¡Si tuvieras confianza sólo como
un grano de mostaza!»
Si no la tengo, dame esa
confianza.
Haz lo que sea, Dios mío, pero
ilumíname, háblame.
Tú lo has prometido.
Tu evangelio está lleno de esa
promesa.
Jesús lo ha dicho y repetido:
«Pedid y se os dará.»
Pues bien, yo te pido tres cosas:
Concédeme serlo todo para ti,
Trabajar mucho y con fruto a tu
servicio,
Conocer tu voluntad y seguirla.
EMILIO ANIZAN - 1885