Queremos compartir los cambios que los Hijos de la Caridad
de España viviremos el próximo curso.
La decisión más importante y más difícil que hemos tomado ha
sido la de dejar la parroquia San Eladio en Leganés, tras una presencia de los
Hijos de treinta y seis años. San Eladio ha sido un lugar importante para
nosotros, por allí han pasado casi todos los Hijos de España bastantes años de
sus vidas, allí hemos tenido la casa de formación y nos hemos formado los
últimos Hijos españoles, allí hemos vivido experiencias apostólicas muy bellas
y significativas. Pero ha llegado el tiempo de partir.
Llevados por la idea de tener una presencia en otra
diócesis, tras un año de diálogos y contactos en la diócesis de Madrid, vamos a
comenzar una nueva comunidad en un barrio llamado San Blas, de la ciudad de
Madrid. Las cuatro parroquias de este barrio, uno de los más pobres de Madrid,
comienzan a hacer un trabajo en común, encaminándose hacia una unidad pastoral.
Con unos sacerdotes diocesanos que caminan en esta línea, y una comunidad de
Hijas de la Caridad que también acaban de llegar, comenzamos nuestra presencia
a partir de septiembre, por el momento sin ninguna responsabilidad pastoral.
Será un año para conocer, con vistas a tomar una parroquia el curso próximo.
Recibimos con mucha alegría desde Francia a Michel Franco, que junto con Pepe y
Víctor, formarán la comunidad de San Blas.
José Miguel y Paco dejan San Eladio para incorporarse a la
comunidad de San Rafael en Getafe, junto con Josechu. Llevarán juntos la
parroquia y también tendrán otras responsabilidades. Josechu continuará con su
trabajo de calle con jóvenes en riesgo de exclusión, además de ser el
responsable de los Hijos en España. José Miguel continúa como delegado
diocesano de migraciones y Paco ha sido nombrado capellán del hospital de
Getafe, que está muy cerca de la parroquia.
Y por último, Antonio deja España y se incorpora a la
familia de los Hijos de la Caridad de México para colaborar en tareas de
formación de jóvenes que emprenden el camino de la vida consagrada en nuestra
familia.
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