JORNADA MUNDIAL DEL EMIGRANTE Y EL REFUGIADO 18 de enero de 2015

Con la participación de unas 200 personas, tuvo lugar el domingo 18 de enero la celebración diocesana de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado en la parroquia de San Rafael de Getafe. Además de la comunidad parroquial y del equipo de la Delegación de Migraciones, participaron personas venidas de otros lugares (Leganés, Fuenlabrada, Parla, representantes de la comunidad polaca, de Pastoral Obrera, de las religiosas, del departamento de Migraciones de la CONFER nacional, etc.). Presidió la eucaristía D. José María Avendaño, Vicario General, en nombre del señor obispo.

Algunos gestos y símbolos, así como la homilía y las diversas oraciones, ayudaron a reflexionar y a visualizar el problema de las fronteras y los muros, no solo físicos sino mentales, que impiden crear una verdadera cultura del encuentro en nuestra sociedad, como nos pide el Papa Francisco. Se puso de manifiesto cómo la Iglesia, a través de parroquias, comunidades, congregaciones e instituciones diversas, es hoy, a pesar de no pocas dificultades, un espacio de acogida y de creación de puentes, que hace realidad, el lema de la Jornada: “Una Iglesia sin fronteras, Madre de todos”.

Tras una comida compartida, la proyección de un video elaborado por el Secretariado nacional de Migraciones de la CEE (“Inmigrantes en España, de la acogida a la comunión”), dio pié a un interesante debate entre personas de muchas nacionalidades: ¿Qué estereotipos tenemos sobre los demás?; ¿Qué fronteras mentales tenemos que superar?; ¿Qué estructuras políticas, económicas, sociales, dividen, marginan, separan?; ¿Qué responsabilidad tenemos como cristianos para derribar esas vallas? ¿Qué estamos haciendo ya para aprovechar la diversidad que formamos en nuestros barrios y parroquias? Un buen rato, fue dedicado a compartir cómo ve cada cual la presencia del Islam entre nosotros y qué actitud debe ser la nuestra para trabajar por una auténtica integración, respetuosa de cada cual.


El sencillo testimonio leido por una niña, en la Eucaristía sintetiza muy bien aquello a lo que aspiramos: “Me gusta hacer amigos…Yo solo veo niños, sin preguntar donde nacieron”.