EL VERBO SE HIZO CARNE (Jn 1, 14)

EL VERBO SE HIZO OBRERO.

Sermón del P. Anizan el día de Navidad en Charonne (entre 1887-1894).


¡Ah si el Mesías, si Cristo, hubiera sido un glorioso Monarca, un gran general, un brillante filósofo, quizás hubieran aceptado honrarle y adorarle, pero inclinarse ante un obrero, ante una especie de esclavo, jamás!

Desde el momento en que el Hijo de Dios apareció como un obrero, suscitó el desprecio y el odio de los reyes, de los fariseos, de los sabios, de los doctores… Murió, fue crucificado, pero es igualmente cierto que el Hijo de Dios fue un obrero, y que cuando el mundo se convirtiera vería y adoraría a su Mesías y a su Dios bajo la figura de un obrero…

Queridos amigos, ¿comprenden ustedes la revolución que este solo hecho ha supuesto? Nos preguntamos a menudo cuándo comenzó este movimiento de restauración del obrero, tan antiguo se diga lo que se diga, y con tantos siglos de historia. Empezó el día en que el Hijo de Dios se hizo obrero.

No hemos de extrañarnos entonces de que los apóstoles se hayan gloriado de trabajar con sus manos, ni extrañarnos de que la Iglesia tomara bajo su protección a los obreros, en los que veía la imagen de su Dios, y de que haya trabajado para agruparles y para que unidos sean más fuertes… La explicación está en Jesús obrero. Es él quien ha cambiado las ideas, el que ha inspirado esas instituciones…

¡Sí, gloria a Jesús que se ha hecho obrero! Pero, no es solo la gloria del obrero, sino su protector, su modelo, y él será su recompensa…