Esto es lo que le dice a Jesús el P. Anizan al final de su vida:
Voy a hacer este retiro unido a Nuestro Señor, con el que en estos momentos
tengo la impresión de formar una unidad… Pasaré estos días siendo uno con Él,
meditaré por Él y en Él. Oraré con Él, intentaré hacerlo todo como si fuera él
mismo. Voy a unirme a Él en el desierto.
Oh Jesús, divino Salvador, que me atraes hacia ti desde que existo aquí
abajo, que has sido siempre el gran amor de mi vida, tú que, a pesar de mis
profundas miserias, me has llamado, y, por decirlo así, forzado a convertirme
en tu sacerdote, es decir, otro Jesucristo, tú que me has dado continuamente el
deseo de ser religioso y de entregarme hasta donde pueda para glorificarte,
para amarte, para seguirte, unirme a ti en todo lo que haga estos días, de
forma que pueda decir con verdad :Ya no
soy yo, sino Jesucristo quien vive en mí.
Retiro en 1925