Te bendecimos, Espíritu creador,
fuente de vida y novedad,
dador de identidad cristiana y libertad, que renuevas constantemente la faz en la tierra.
fuente de vida y novedad,
dador de identidad cristiana y libertad, que renuevas constantemente la faz en la tierra.
Te glorificamos, Espíritu del pueblo y de los profetas, huésped inquieto, sabiduría de Dios, fuerza creadora de la historia, promesa de justicia, solidaridad y paz.
Te ensalzamos, don de Dios,
irresistible presencia de liberación,
que haces de cada pueblo y nación,
de cada familia y comunidad,
de cada hombre y mujer,
una zona liberada del Reino de Dios.
irresistible presencia de liberación,
que haces de cada pueblo y nación,
de cada familia y comunidad,
de cada hombre y mujer,
una zona liberada del Reino de Dios.
Reconocemos tu presencia en el reverso de la historia
y en el corazón de nuestro mundo:
en la esperanza de los pobres, en el ansia de libertad,
en la lucha por la justicia, en el grito de los oprimidos,
en la defensa de los derechos humanos, en cada alegría,
y en el corazón de nuestro mundo:
en la esperanza de los pobres, en el ansia de libertad,
en la lucha por la justicia, en el grito de los oprimidos,
en la defensa de los derechos humanos, en cada alegría,
conquista y anhelo de este largo caminar hacia la plenitud del Reino.
¡Bienvenido, Espíritu, a nuestro mundo y a nuestra casa!
(Florentino Ulbarri)