"¿Quién de nosotros ha llorado por la muerte de estos hermanos y
hermanas, de todos aquellos que viajaban sobre las barcas, por las jóvenes
madres que llevaban a sus hijos, por estos hombres que buscaban cualquier cosa
para mantener a sus familias? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia
del llanto. La ilusión por lo insignificante, por lo provisional, nos lleva
hacia la indiferencia hacia los otros, nos lleva a la globalización de la
indiferencia".
El Papa Francisco
Un barco
con alrededor de 500 inmigrantes a bordo se ha incendiado y naufragado esta
madrugada a media milla de la isla de los Conejos, en Lampedusa, y según el
diario italiano la Repubblica ya se
habrían contabilizado 94 personas fallecidas y 300 desaparecidos, entre ellas
una mujer embarazada y dos niños. El rescate, en el que participan barcos
pesqueros y patrulleras de las guardias Costera y de Finanzas, ha logrado
rescatar con vida a 150 inmigrantes, pero varias decenas aún continúan en el
agua.
Solo unas
horas antes había arribado otro barco con 463 personas a bordo -que fueron
trasladas a un centro de internamiento ya abarrotado por 700 inmigrantes- y, el
lunes 30 de septiembre, 13 eritreos se ahogaron a unos metros de la costa de
Sampieri, en Sicilia, después de que fuesen arrojados al mar desde la
embarcación con la que intentaban entrar en Europa. Sus cuerpos, cubiertos con
sábanas, quedaron tendidos en la playa, para escarnio de quienes no terminan de
atajar una tragedia que, cada año, acaba con la vida de centenares de personas.
Se calcula que desde 1990 han perdido la vida 8.000 personas en el Canal de
Sicilia. De ellos, 2.700 durante 2011, coincidiendo con el conflicto de Libia.