Señora de la Merced :
Un año más nos presentamos ante ti
invocando tu protección maternal.
Siempre atenta a nuestras súplicas,
conoces bien los pesares de nuestros presos,
sabes del dolor de sus familias,
y de las dificultades de quienes trabajan con ellos.
No se te escapa el dolor de las víctimas,
ni la ilusión de quienes tratan de aliviar las
penas de unos y de otros.
Ayúdanos a descubrir alternativas a la cárcel,
¡que no siga creciendo, imparable, el número de
presos!
Que seamos más creativos y beligerantes contra las
causas del delito.
Que la
Justicia de tu divino Hijo alcance a todas las justicias humanas y tu
misericordia inunde los recovecos más escondidos de las instituciones.
Que los poderes públicos legislen y actúen con
humanidad
y con prudencia, que eviten la inútil escalada punitiva,
apuesten por alternativas menos dolorosas que la
cárcel,
y no abdiquen del ideal de reinserción social que
debe presidirla.
Señora de Gracia,
convierte los corazones endurecidos,
purifica las instituciones, estructuras y
burocracias.
¡Que el ser humano y su dignidad inquebrantable
sea el centro del sistema penal!
Déjanos traerte una petición especial
por los presos enfermos, física o mentalmente,
por los ancianos y
por los que están muy lejos de sus familias.
¿Cuándo tendremos una respuesta
más adecuada y humana para ellos?
María Mediadora,
ayúdanos a implantar fórmulas dialogadas y
no
violentas de justicia penal que minimicen el sufrimiento,
aseguren la reinserción
y reparen el daño causado.
No dejes, buena Madre,
de visitar nuestros patios
y de hacerte presente en los módulos.
Que nadie quede sin tu dulce y consoladora compañía
Alienta a nuestras capellanías y voluntarios
para que sean tu mano larga generosa y esperanzada.
Que todos descubran en el Buen Dios razones para la
paz y la esperanza.
Madre y Abogada nuestra,
defensora de causas perdidas,
intercede ante el Cristo Libertador de cautivos.
Que su gracia nos regale la verdadera liberación.
Amén.
+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander