En el curso de los siglos ha habido comunidades
religiosas a las que habéis cubierto con el manto de vuestra protección; haced
lo mismo con la nuestra, para que glorifique a Dios hasta el final de los
siglos, santifique a todos los que vos le entreguéis, y cumpla de forma
magnífica su misión de salvar a los pobres y a los pecadores.
El que ha escrito estas páginas os ruega que las hagáis
eficaces entre sus hijos, que son los vuestros; y concededle que, a pesar de su
indignidad, cumpla valientemente, bajo vuestra guía, su pesada tarea, hasta que
llegue la hora en que vos misma os dignéis recibirle para presentarle a vuestro
amado y divino Hijo Jesús. (CARTA CIRCULAR "NUESTRA MADRE" 1927)