NUEVO NÚMERO DE CARTA CON LOS HIJOS DE LA CARIDAD
Contundente frase del Evangelio,
como lo es la realidad del hambre. Hemos visto con dolor en el corazón como
esto que llamamos “crisis” se va traduciendo en que gente de nuestros barrios,
familias con niños pequeños, están pasando hambre. Mucha gente que mal come
porque los pocos ingresos que tienen los dedican a pagar el alquiler o los
gastos del piso y ya no les queda nada para comprar comida. Y no es un caso, ni
dos, sino muchos casos que van en aumento desgraciadamente. Cuando encuentras a
un padre o una madre de familia que te dicen llorando que no tienen nada para
dar de comer a sus hijos, que llevan varios días comiendo arroz con tomate, que
no tienen leche para dar de desayunar a sus hijos, se te parte el corazón y
encuentras el sentido de esta frase del Evangelio.
Es verdad que la gente de nuestros
barrios tiene hambre de muchas cosas. Hambre de justicia sobre todo, hambre de
dignidad, de esperanza, de futuro. Pero también tienen hambre de comida, de
escucha, de que alguien les diga que no están solos, que al menos la comida no
les va a faltar. Y por eso buscamos alimentos y recursos de debajo de las
piedras para poder ayudar a tanta gente que sufre. Vemos como se nos llenan los
almacenes que hemos tenido que habilitar en las parroquias y como a las pocas
semanas se nos vuelven a vaciar. Vemos con emoción como la gente del barrio
sigue siendo muy solidaria, sobre todo con los alimentos. “Que nadie pase
hambre en nuestro barrio” nos decía el otro día una persona que venía a traer
su pequeña ofrenda de alimentos.
Esta experiencia de encuentro con
tantas personas que no tienen para comer, que están al límite de sus fuerzas,
nos adentra en la experiencia de encuentro con el Señor. Cómo se entiende el
sentido del Evangelio, ese encuentro con Dios en el encuentro con el pobre. Jesús
nos sale al encuentro de manera fuerte cuando brota en nosotros la compasión
que abre la puerta de la caridad. Esto no es solo un imperativo ético, es algo
más, nos jugamos nuestra relación en Dios. ¿Cómo podríamos ir a celebrar la
Eucaristía sin haber hecho todo lo posible por aliviar el hambre de una
familia?
La tarea de Cáritas en una
parroquia de barrio es muy grande. La puerta de entrada es la Acogida en la que
los voluntarios intentan acoger con delicadeza a gente que viene con
situaciones muy duras. Acoger para ver como se puede ayudar, para acompañar en
esa situación, que disminuya algo la sensación de soledad, de impotencia. No se
puede hacer mucho, pero se abren otras puertas a la esperanza. Junto a la
acogida todo el tema del reparto de alimentos con todo el trabajo que conlleva
o el ropero, que hoy también se ha convertido en un servicio importante.
Pero Cáritas es mucho más que la
Acogida. Los proyectos de Apoyo Escolar en nuestras dos parroquias también son
un servicio importante a los más vulnerables que son los niños. Los hijos de
familias marroquíes cuyos padres no les pueden ayudar con los deberes. O niños
que viven hacinados en una habitación encuentran en la parroquia un lugar y un
apoyo importante para sacar adelante sus tareas del colegio.
Las clases de español para mujeres
marroquíes en nuestra parroquia de Getafe, donde estas mujeres encuentran un
espacio para avanzar en el español, muchas analfabetas en su lengua. O el grupo
Betania en Leganés que acompaña a las madres que están solas con sus hijos y
tantas necesidades tienen.
Y las “Cáritas domésticas”
repartidas por tantos rincones de nuestros barrios. Personas que ayudan con lo
poco que tienen a sus vecinos, abuelas que con su pensión están dando de comer
a sus nietos, tantos y tantos gestos de caridad que solo Dios ve, pero que
sostienen a tanta gente.
Algo de todo esto vamos a encontrar
en este número de Carta con los Hijos de la Caridad. Hemos querido dar la
palabra a algunos voluntarios de Cáritas de nuestras parroquias para que
compartan con sencillez lo que viven en su tarea. Y también hemos querido
rescatar algunos testimonios de personas que están atravesando una situación
real de pobreza. Testimonios que son un pequeño botón de muestra de las
situaciones tan duras que se están viviendo en nuestros barrios.
Y todo esto para que aumente en
nosotros las ganas de ayudar. Todos podemos hacer algo para ayudar a tanta
gente que está sufriendo hoy. Todos podemos aportar algo para recuperar esta tarea
imprescindible hoy que es “rescatar” a las personas. Otros se encargan de
rescatar a los bancos, nosotros nos tenemos que encargar de “rescatar” a las
personas. Esto es lo que intenta hacer Cáritas, las parroquias, la Iglesia y
tanta gente desde otras plataformas y grupos. Es algo que también puedes
intentar hacer TÚ.