EVANGELICEMOS NUESTRA RELACIÓN
CON LAS COSAS, CON LAS PERSONAS, CON DIOS

Hemos sido hechos a imagen de Dios, un Dios trinidad, tres personas en relación permanente de amor, que se desborda hacia la creación entera. Dios es relación amorosa y fecunda.
El primer domingo de Cuaresma nos relata las tres tentaciones que Jesús tuvo que vencer a lo largo de su vida y de su misión, resumidas por los los evangelios al inicio de su vida pública.

Las tres tienen que ver con la manera de relacionarnos: con las cosas, con las personas y con Dios. ¿Esa relación es un verdadero ENCUENTRO amoroso y fecundo?

“No solo de pan vive el hombre”, le contesta Jesús al Tentador. ¿Nuestra relación con las cosas materiales necesarias para la vida, deja espacio a esos otros elementos tan importantes como el cultivo de la interioridad, de la oración, de la contemplación y el silencio, de la ternura y la acogida, o las convertimos en ídolos que nos esclavizan? Evangelicemos nuestra relación con las cosas.

“Adórame y te daré el poder y la gloria”, continúa el Tentador. ¿Nos relacionamos con los demás buscando poder y gloria, y para eso estamos dispuestos a todo? Una relación basada en el poder siempre anulará, excluirá, someterá al otro, ya sea la mujer por parte del varón, el niño por parte de un abusador o el pobre por parte del poder económico. Evangelicemos nuestra relación con las personas.

“No tentarás al Señor, tu Dios”, responde Jesús ante la tercera tentación. Hay una forma de relacionarse con Dios basada en ponerle al servicio de mis deseos y necesidades, de mi voluntad. ¿No tenemos que revisar una cierta forma de oración que no deja espacio a la voluntad de Dios, a fuerza de querer imponer la mía? Evangelicemos nuestra relación Dios.
José Miguel Sopeña, fc   



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