A LOS OCHENTA AÑOS, CINCO PALABRAS QUE HAN MARCADO MI VIDA.

Mi primera palabra es agradecimiento.  En medio de un mundo lleno de misterios, agradezco el don de la vida que me transmitieron mis padres. Agradezco a todos aquellos que me acompañaron en este peregrinar de la vida. Miro a María, la Madre de Dios, esta mujer totalmente agradecida, es decir llena de la gracia de Dios. Como otros están llenos de su yo, de sus éxitos  o de sus fracasos (muchas veces inconscientemente) la Virgen  María aparece “llena de la luz agraciante y serena de Dios.”  Gracias, Josep María Rovira Belloso por tu meditación del relato de la Anunciación.

                Cuando doy las gracias a mis padres, recuerdo el lugar sagrado donde de jóvenes, se citaban cada día después del  trabajo,  en la misma estación de tren de San Lázaro, en el corazón de París. Para mi aparecen muchos lugares sagrados que me llevan a la oración y adoración del Dios del evangelio. ¡Valoro todos los lugares de encuentro y especialmente las estaciones de tren!

                 En esta vida, desde hace muchos años voy de sorpresa en sorpresa. La sorpresa de muchos encuentros inesperados. La sorpresa de salir de momentos de desesperación pero curiosamente sin perder la ilusión. La sorpresa de haber encontrado una iglesia pobre y de los pobres. La sorpresa del Concilio Vaticano II, la sorpresa de la amistad con un obispo tan cercano como Alberto Iniesta. La sorpresa del papa Francisco que nos habla desde el evangelio con una sencillez entrañable. La sorpresa de encontrar a muchos amigos en el vestíbulo de la estación de Atocha. Para mí es un lugar sagrado donde se me han confiado muchas penas y muchas alegrías. La sorpresa de la alegría inexplicable en las calles de Lourdes. La sorpresa de una sencilla fiesta parroquial donde cada uno da lo mejor de si mismo, y podría seguir.

 Hago mías estas palabras de Julio Lois, “uno llega a ser lo que se ama.”  Si amo a Dios con todo mi corazón, algo de Dios penetra en mi ser. Si amo a Jesús y su evangelio, su palabra penetra en mí incluso en lo inconsciente. Si amo a la gente de mi barrio, recibo de ellos unos pedazos de bondad, de cariño y ellos me acercan a este Dios de Jesús, aunque no lo sepan. Dejándose sorprender, valorando los encuentros, uno se hace, creo yo, mucho más humilde.  El lugar donde uno vive llega a ser una tierra sagrada y así se multiplican los senderos de peregrinación. Unos caminos que nos conducen hacia la fuente que refresca y que es Dios.  Así se vive de otra manera la vida cotidiana.

 Una oración que pacifica e ilumina la vida diaria. Una oración que va a purificar mi psicología con sus heridas y malformaciones. Tenemos grandes ejemplos: Teresa de Jesús, la pequeña Teresita de Lisieux. La palara “éxito” no aparece en los Evangelios.

 Hoy en día en Europa los cristianos somos minoritarios. Pero los creyentes que viven en grandes ciudades de Asia (Tokio, Shanghái, Nueva Delhi…) son bien conscientes de ello. La historia del cristianismo es una historia más bien pequeña pero imprescindible. Si quieres participar en la redención del mundo, tienes que aceptar el dolor, el desasimiento de ti mismo, el Camino de la Cruz. Entrar en el Misterio de la fe es aceptar nuestra impotencia, vaciarnos de nuestro ego, solo Dios sabe. Confiamos y así entramos cada día en esa gran peregrinación del mundo hacia el Reino de Dios. “Solo Dios basta” nos dice Teresa de Jesús.
Pepe Rodier, fc

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