Alrededor de la parroquia juegan multitud de niños por las tardes. A los niños les gusta jugar al futbol y la verdad es que molestan bastante con los balonazos a la pared y a veces dan a las personas que pasan. Esto estaba provocando mucho malestar en los vecinos. Un grupo de ellos empezaron a coger firmas para protestar al ayuntamiento. La mayoría de estos niños son marroquíes y rumanos, y en ocasiones se mezclan las cosas y brotan los comentarios: “Que se vayan a su país.” Ante estos brotes de malestar y de rechazo con la coordinación de distintas asociaciones del barrio y las mediadoras sociales del ayuntamiento hemos celebrado en la parroquia un taller por la convivencia vecinal. Este taller desembocó en una acción vecinal: un rastrillo solidario en el que los vecinos trajeron libros y se podían adquirir a cambio de un donativo. Se han recaudado más de 400 euros que irán destinados a comprar material para hacer un taller de pacoeira y dar una alternativa a los chavales que están todo el día con el balón. La comunidad marroquí ha estado muy presente en todo este proceso. Trajeron muchos dulces y té. Los niños futbolistas colaboraron mucho en el rastrillo. Se recogieron firmas, no para echar a nadie, sino para pedir al ayuntamiento que se abran por las tardes las pistas de futbol del colegio y lo más sorprendente de todo: hace un mes que no tenemos balonazos. Este proceso vecinal demuestra que las cosas pueden cambiar.
LAS COSAS PUEDEN CAMBIAR:
Alrededor de la parroquia juegan multitud de niños por las tardes. A los niños les gusta jugar al futbol y la verdad es que molestan bastante con los balonazos a la pared y a veces dan a las personas que pasan. Esto estaba provocando mucho malestar en los vecinos. Un grupo de ellos empezaron a coger firmas para protestar al ayuntamiento. La mayoría de estos niños son marroquíes y rumanos, y en ocasiones se mezclan las cosas y brotan los comentarios: “Que se vayan a su país.” Ante estos brotes de malestar y de rechazo con la coordinación de distintas asociaciones del barrio y las mediadoras sociales del ayuntamiento hemos celebrado en la parroquia un taller por la convivencia vecinal. Este taller desembocó en una acción vecinal: un rastrillo solidario en el que los vecinos trajeron libros y se podían adquirir a cambio de un donativo. Se han recaudado más de 400 euros que irán destinados a comprar material para hacer un taller de pacoeira y dar una alternativa a los chavales que están todo el día con el balón. La comunidad marroquí ha estado muy presente en todo este proceso. Trajeron muchos dulces y té. Los niños futbolistas colaboraron mucho en el rastrillo. Se recogieron firmas, no para echar a nadie, sino para pedir al ayuntamiento que se abran por las tardes las pistas de futbol del colegio y lo más sorprendente de todo: hace un mes que no tenemos balonazos. Este proceso vecinal demuestra que las cosas pueden cambiar.